8 mm, además de ser un formato cinematográfico, es el ancho mínimo por el que se puede «colar» un ratón en una colmena.
Por lo tanto, si queremos evitar encontrarnos a un ratón en el interior, y al mismo tiempo permitir que las abejas puedan entrar y salir de su hogar, debemos asegurarnos de no dejar posibles entradas mayores de esta anchura.
Sobre los ratones de campo
Estos ratones de campo, rápidos y ágiles, pesan entre 15 y 35 gramos, suelen «estar activos» por la noche, al amanecer y al anochecer.
Su alimento más habitual son los hongos, bayas, semillas pequeñas, yemas y brotes jóvenes, frutas, gusanos e insectos.
Tienen una cola bastante larga, entre 7 y 10 centímetros.
En el campo, anidan en una madriguera que suele tener dos entradas.
Marca su territorio con su orina y combate a cualquier intruso de su especie u otra que amenace su zona.
La naturaleza le ha dotado de unos pequeños ojos esféricos, que le permiten disponer de un campo visual muy amplio, pudiendo vigilar el entorno al mismo tiempo que come.
Prefiere bosques de todo tipo y matorral espeso, que le ayudarán a esconderse de los zorros y aves nocturnas, que lo incluyen en su dieta. No habita por encima de 1000 metros de altura.
Cuando avanza el otoño, el frío y la escasez de comida fuerzan a los ratones a aproximarse a la colmena, ya que saben que es un excelente refugio para mantener el calor de su cuerpo.
Según nuestra experiencia, se alimentan de cera, polen y miel.
Eligen colmenas débiles con pocas abejas, que con el frío estarán agrupadas haciendo una piña para mantener el calor.
Esto hace que estén más despreocupadas de sus tareas defensivas y así estos pequeños roedores pueden evitar los picotazos mortales.
En cualquier caso, las abejas no les reciben con cortesía. Suele ser una lucha por la supervivencia entre ambas especies.
Según Langstroth y Dadant, » los ratones se cuelan a menudo en las colmenas cuando el frío obliga, y una vez dentro se cosntruyen un nido caliente, se comen la miel y las abejas que están demasiado atontadas para defenderse. Llenan los rincones de tal hedor, que las abejas abandonan su sucia vivienda«.
¿Cómo puede acabar la lucha ratones y abejas?
A veces triunfan los ratones, y entonces, el apicultor encontrará a una familia de ratones con su nido y su despensa dentro de la colmena, en vez de a sus queridas abejas.
Cuando abrimos la tapa de la colmena, percibimos un correteo nervioso y el fuerte olor de su orina.
Los restos orgánicos y olores de sus deyecciones y orines provocan que las abejas los rechacen.
Por lo tanto no es conveniente su reutilización en la colmena, tanto por el bien de las abejas como el de los humanos que puedan consumir la miel que sale de esos panales.
Los ratones se suelen levantar sobre sus patas traseras y observan a su alrededor, haciendo vibrar los pelos de su bigote con intensidad.
Es a partir de febrero cuando suelen hacer la primera camada, con un periodo de gestación de 25-26 días, y una media de 6 crías por camada. Nacen ciegos, pesando entre 1-2 gramos, y se destetan a los 18 días. Acostumbran a tener 5 partos al año.
Su nido lo construyen los ratones royendo los cuadros con cera, e introduciendo musgo y briznas de hierba. También suelen llevar algo de alimento, como bellotas.
Los ratones defecan y orinan dentro de la colmena, lo que les sirve para marcar su territorio. Esta conducta difiere de la de las abejas, que nunca ensuciarían su casa.
Y si ganan las abejas, encontraremos un ratón muerto debido al veneno de abejas, dentro o fuera de la colmena. Si el cadáver del roedor quedara en el interior, aparecerá un esqueleto o un cuerpo propolizado, ya que las abejas se emplearían a fondo para evitar infecciones por la descomposición del ratón.
Expuesto todo lo anterior, hay que decidir, si ser apicultor con abejas o criador de ratones de campo. Ambas tareas no parecen compatibles…
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