Fábulas de Esopo: miel, abejas y…moscas.
«Esopo, el fabulista, gran benefactor de la humanidad, por culpa del destino era esclavo…De imagen desagradable, inútil para el trabajo, tripudo, cabezón, chato, tartaja, negro, canijo, zancajoso, con brazos de comadreja, bizco, bigotudo, una ruina manifiesta. El mayor defecto que tenía, aparte de su fealdad, era su imposibilidad de hablar; además era desdentado y no podía articular (Vida de Esopo 1).
A pesar del texto anterior, escrito por los antiguos griegos, Esopo sigue siendo para para nosotros el gran fabulista.
De hecho, siguen apareciendo nuevas recopilaciones de todas sus fábulas.
No podemos dejar de mencionar el cuadro Esopo de Diego Velázquez (1639) que representa al filósofo y que sostiene entre su brazo un libro con sus fábulas.
Esopo y las abejas
Tras la lectura de sus fábulas, todo da a entender, que Esopo, griego que vivió entre el 620-560 a.C., tenía un buen conocimiento de las abejas y su mundo.
En parte se inspiró en la sabiduría egipcia, escribiendo que «la lengua era la mejor y lo peor de las cosas».
Aunque su obra se transmitió de forma oral y formó parte de la literatura popular , algunos relatos relacionados con las abejas nos han llegado.
Zeus y las abejas (Esopo)
Las abejas, irritadas por la miel que les arrebataban los hombres, fueron en busca de Zeus y le suplicaron que les diera fuerza bastante para matar con las punzadas de su aguijón a los que se acercaran a sus panales.
Zeus, indignado al verlas envidiosas, las condenó a perder su dardo cuantas veces hirieran a alguno y a morir ellas mismas después.
La envidia no es buena consejera, más bien nos puede llevar a perder lo que ya poseemos. La fábula convendría a los perversos, que consienten sufrir ellos el mal que hacen.
El apicultor (Esopo)
Uno que entró en casa de un apicultor, cuando éste se hallaba ausente, se llevó la miel y los panales.
A su regreso, el apicultor, viendo vacías las colmenas, se detuvo a examinarlas.
En esto, las abejas, volviendo de libar y encontrándole allí, le picaron con sus aguijones y le maltrataron horriblemente.
– ¡Malditos bichos -les dijo el apicultor-, dejaron marchar sin castigo al que les había robado los panales, y a mí que les cuido con cariño, me hieren de un modo implacable!
Moraleja: Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos, pero por ignorancia le tendemos la mano a quien es nuestro enemigo.
El oso y las abejas (Esopo)
Cierto día de verano, un oso salió en busca de miel puesto que tenía mucho hambre. Se encontró con un enjambre y dijo:
-¡ Hola! ¿ Me dais un poco de esa rica miel?
-¡No!, es nuestra, que la llevamos trabajando todo el año.
El oso, enfadado, cogió un palo y empezó a darle golpes hasta que el enjambre cayó. Las abejas, rabiosas, salieron y empezaron a picotearle.
El oso se puso a correr en busca de un río y al llegar se salvó sumergiéndose en el agua.
Moraleja: es más sabio superar una ofensa o lesión en silencio que provocar mil perdiendo la paciencia.
Las moscas (Esopo)
En una despensa se derramó miel, y las moscas acudieron ansiosas a devorarla.
Y era tan dulce que no podían dejarla.
Pero sus patas se fueron prendiendo en la miel y no pudieron alzar el vuelo de nuevo.
Ya a punto de ahogarse en su tesoro, exclamaron:
– ¡ Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer !
Moraleja: Toma siempre las cosas más bellas de tu vida con serenidad, poco a poco, para que las disfrutes plenamente. No te vayas a ahogar dentro de ellas. La glotonería es causa de males para muchos.
¿Qué son las fábulas?
Fábula, breve relato ficticio, en prosa o en verso, con intención didáctica, frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados.
Las fábulas han sido utilizadas para la educación moral de los niños.
En las fábulas, a diferencia del cuento fantástico, las figuras de animales parlantes no invitan a la evasión, más bien a una meditación sobre el mundo humano.
Toda fábula debe tener una intención moral.
Deja una respuesta