Zumban los enjambres dentro de las colmenas, en el colmenar que hay a diez pasos del viajero, y el campo huele con un olor profundo, penetrante, distante, casi hiriente.
El párrafo anterior, extraído del libro «Viaje a la Alcarria», del nobel de literatura Camilo José Cela (Iria Flavia 1916-Madrid 2002), es sólo un anticipo de lo reflejado por este viajero tan especial en este libro de viajes, donde hay mucha presencia de lo relacionado con el mundo de las abejas, la miel y la flora de la comarca de la Alcarria, que comprende centro y sur de Guadalajara, noroeste de Cuenca y sureste de Madrid.
Fue allá por el año 1946, durante unos días del mes de Junio, cuando Cela tomó un tren desde Madrid a Guadalajara, y comenzó a patear las tierras alcarreñas.
Narrar y viajar eran dos de las pasiones de este escritor. Este libro es uno de los mejores ejemplos de prosa española, escrito en la posguerra en una zona deprimida y atrasada de la España rural.
La Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir. Yo anduve por él unos días y me gustó. Es muy variado, y menos miel, que la compran los acaparadores, tienen de todo: trigos, patatas, cabras, olivos, tomates y caza.
El viajero prefiere dormir bajo el recuerdo de una última sensación agradable: una cigüeña que vuela, un niño que se chapuza en el restaño de un arroyo, una abeja libando la flor de un espino…
El campo huele con un olor profundo, y en los arbustos del espino, cuajados de florecillas blancas, liban las abejas.
Cifuentes es la capital de la Alcarria. La Alcarria se distingue por la miel, y donde más miel se da es en el partido de Cifuentes, en Huétor, en Ruguilla, en Oter y en Carrascosa.
En el monte de la Dehesa la vegetación es dura, balsámica, una vegetación de espinos, de romero, de espliego, de salvia, de mejorana, de retamas, de aliagas, de matapollos, de cantueso, de jaras, de chaparros y de tomillos; una vegetación que casi no se ve, pero que marea respirarla.
Al llegar a la desviación que lleva a Moratilla de los Meleros…
Y hablando con el médico de Budía, escucha Cela de él lo siguiente:
-Por aquí hay más de setecientas especies aromáticas diferentes; ésa es quizás la causalidad de la miel.
-Claro…
Y no queremos finalizar sin incluir este poema que dedica en su libro a la flora de la Alcarria.
Tímida, peluda doncella
flor de espino.
Un monje recoleto,
cada tomillo.
Pájaros voladores,
flor de aliaga.
Sangre de sobresalto,
cada retama.
Caballo desbocado,
flor de romero.
Una niña desnuda,
por cada espliego.
Cien lobos te defienden,
flor de la jara.
Como cien corderuelos,
la mejorana.
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