Pues así es, hay mieles que se obtienen por la abejas sin libar el néctar de las flores. El producto obtenido es también una miel, pero que a diferencia de las mieles de flores, proviene de exudados azucarados de las hojas o del mielado excretado por los pulgones.
Jorge Sintes Pros y su libro «Las plantas melíferas y la alimentación de las abejas», publicado en 1987, es el autor al que hemos recurrido para entender mejor los diferentes tipos de mieles de origen no floral.
Miel de hojas, rocío de miel o ligamaza
La ligamaza es una exudación azucarada de las hojas de ciertos árboles.
Fue Plinio, el autor romano del siglo I de nuestra era el que lo describe como rocío del cielo. Hasta el Renacimiento, siglo XVI, no se discutió esta idea.
La encina, el fresno, el arce, el avellano, el tilo, el serbal, el agracejo, la zarza, el álamo, el abedul son los principales productores de esta exudación.
Para entender bien este asunto hay que saber que los nectarios o glándulas que segregan el néctar, se encuentran tanto en las flores como en las hojas, denominándose nectarios extraflorales en este segundo caso.
Los nectarios extraflorales pueden situarse en el limbo, como en el laurel, espino albar, saúco negro, el peciolo como en ciruelo, pasiflora, acacia, grosellero y helechos o los brotes.
Estos néctares extraflorales están en plena actividad en las hojas tiernas, en el momento de su pleno crecimiento, y una vez finalizado éste, la secreción termina.
Mecanismo de los nectarios extraflorales
La emisión del néctar foliar es mucho más caprichosa y rara que la del néctar floral. Las abejas no son atraídas en este caso por colores vivos, ni por aromas de aceites esenciales, sino por la materia azucarada segregada.
Deben combinarse una serie de circunstancias para que todo funcione y las abejas puedan recogerlo si lo hay.
Una de las condiciones para que la hoja contenga azúcar almacenado es que haya habido muchos días de sol.
Segundo paso. Cuando vienen noches frescas con humedad del aire, tiene lugar la sudación que arrastra agua azucarada a través de los nectarios foliares y la ligamaza hace su aparición.
Las gotitas de agua se evaporan hasta secarse incluso, y el azúcar concentrado forma pequeñas manchas brillantes sobre las hojas. La operación se repite si se mantienen las condiciones durante las noches siguientes.
Cuando se suceden varias noches con viento, el néctar se deseca por completo, y aunque se acumule no puede ser libado por las abejas.
Si hubiera un abundante rocío, niebla o ligera precipitación el azúcar se funde y forma en la superficie de las hojas una copiosa ligamaza que es aprovechada por abejas, y también otros insectos como moscas, hormigas, abejorros y avispas.
El mielado de pulgones
Conocida es la relación que liga el pulgón de nuestros árboles y arbustos con las hormigas. En cuanto aparecen los pulgones, las hormigas llegan apresuradas y pecorean las gotitas de mielado que excretan.
Cuando los pulgones son demasiado abundantes, no todo el mielado es recogido por las hormigas, y cae sobre las hojas o en el suelo. Si nos situamos debajo del árbol, y se dan las condiciones adecuadas, podemos observar las gotitas de mielado que caen en lenta lluvia.
Mieles de origen no floral
Miel de metcalfa, origen Italia. El insecto Metcalfa pruinosa, que aparece en la etiqueta de la miel, es junto con las abejas, el principal protagonista.
Las abejas pecoreadoras vuelan sobre las hojas en busca de gotas fluidas y recientemente emitidas.
Árboles que pueden generar mielado de pulgones
Dos ejemplo, melocotonero y haya, que cuando en el mes de Mayo sus brotes crecen de 20 a 50 centímetros, aparecen pulgones del grupo de los lanígeros, que recubren las hojas de haya de mielado que es visitado por las abejas y otros insectos.
Según Edouard Bertrand (apicultor suizo 1832-1917), durante sus tres años de observaciones, «no he visto a las abejas pecorear el mielado de arce, que es sin embargo abundante y azucarado, mientras que son ávidas del melocotonero y del ciruelo».
El mielado de abeto
Es una de las mieles de pulgón más conocida. La miel de abeto procede del mielado de pulgones. Es una especie del género lacnus la que actúa sobre el abeto blanco. Su mielado es fluido y muy azucarado. Cae sobre las agujas, donde los insectos lo pecorean. Es pues la parte no digerida de la salvia la que el pulgón excreta.
La hipótesis de que estas gotitas fueran de origen vegetal, como una emisión del abeto por sí mismo, no tiene sentido al carecer el abeto de nectarios.
Los pulgones cambian de sitio en el abeto al salir el sol y buscan inmediatamente un lugar favorable para picar. Tras múltiples ensayos se les ve erguirse perpendicularmente en las ramas y emitir una gotita brillante que proyectan.
El mielado es profundamente modificado por la abeja, que reduce la proporción de agua del mielado y transforma parcialmente la sacarosa en glucosa.
¿A qué llamaban maná los apicultores?
El maná es una sustancia azucarada que se encuentra bajo forma de lágrimas en la superficie de ciertos vegetales. Tardó en descubrirse el origen, pero hoy al menos sabemos que el pulgón está detrás de su elaboración.
Las abejas pecorean ávidamente las gotitas de mielado que los pulgones excretan, mientras aún son fluidas. Dos días más tarde, estas gotitas ya se han solidificado y se acumulan como una especie de escarcha o capa de nieve. Es el maná, que es básicamente un mielado de pulgón.
Es las italianas Sicilia y Calabria se recoge esta sustancia azucarada en el fresno del maná o Fraxinus ornus. Es blando, amarillo, viscoso, soluble en agua y en alcohol y contiene hasta un 55% de un azúcar llamado manita.
El maná de Briançon se obtiene sobre el alerce, donde toma el aspecto de una nieva blanca grisácea que contiene un azúcar especial. Hacia 1600 metros de altitud, en los años cálidos, se obtienen buenas producciones. Austria y Tirol también son buenas zonas para este maná.
El maná de Australia se recoge en el eucalipto, el maná del Líbano en el cedro y maná de Sinaí en el tamarisco.
Resumiendo, la producción de estas mieles de origen no floral carece de regularidad, debido a las condiciones en que deben producirse, variables de año en año, pero por otro lado son mieles que tienen buena demanda y deseadas por abejas y apicultores.
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