Toda una declaración de principios cuando un restaurante coloca delante de su puerta y a pie de calle un pequeño jardín con dos colmenas.
Cualquier paseante que lo desee puede caminar a lo largo del muelle y contemplar la actividad frenética de los cocineros entrando y saliendo del local o el ir y venir de las tranquilas abejas de la miel en el jardín que rodea al edificio.
Y este hecho es todavía más importante cuando el restaurante se llama Noma, ha sido y es considerado uno de los mejores del mundo y está en Copenhague.
El Noma se encuentra en un antiguo almacén del sal del siglo XVIII, en el muelle de Copenhague, junto al mar. El nombre de Noma procede del danés: no, de ‘nordic’, y ‘mad’, de comida.
Es a mediados del 2013, cuando uno de sus proyectos, el de montar un jardín que hiciera todavía más bellas las vista del mar, se hizo realidad después de varios años de preparación.El jardín botánico de la ciudad fue consultado para poder contar con la flora local y adaptada a eso entorno tan «marino», y por eso cuenta con plantas perennes de Escadinavia y rocas de lava de Islandia. Y también sirvió para dar alojamiento a las abejas, y poder cumplir uno de los sueños de la infancia del chef René Redzepi de convertirse en apicultor.
Otra versión de la misma historia cuenta que para evitar que los «enjambres» de turistas se acerquen a las ventanas del local para curiosear lo que comen los invitados, se pensó en un situar un jardín alrededor que hiciera de disuasorio de tal comportamiento, reforzado con un par de colmenas. Y la idea ha funcionado, aunque las colmenas sólo pasan parte del año en este jardín tan reducido.
La cocina del Noma se inspira y aprovisiona de ingredientes de Dinamarca, Islandia, Groenlandia e islas Feroes, y ofrece platos como «Caldo de abedul con setas, pamplina y yema de huevo» o «Ciervo con apio, alcaparras y cebollas».
Las colmenas son atendidas por los cocineros del Noma y apicultores expertos, y su miel se destina al propio consumo del restaurante. Y como nos cuenta Simon Bursche del equipo del Noma, este verano del 2015 ha sido muy frío en Copenhague y no han podido sacar miel de sus colmenas y ven difícil poder hacerlo este año.
No queríamos olvidarnos de las enriquecedoras experiencias que llevan a cabo los equipos del Noma, que consisten en desplazarse durante unas semana a otro país para cocinar allí y conocer más a fondo su cultura gastronómica.
La estancia en Japón, por ejemplo, les sirvió para experimentar con las larvas de abejas y aprender a utilizarlas en salsas como espesante. Aprendieron que en a zona de Nagano las larvas de avispas son consideradas unas delicatessen y se comen en muchas otras culturas por su alto contenido proteíco. Cuando se les pregunta cómo es posible que sirvan larvas de hormiga y avispas a sus comensales, el chef les responde que si les gusta la miel, piensen que es algo parecido al vómito de la abejas y aún así nos encanta.
Esperamos que su próxima aventura en Australia, les pueda permitir ampliar sus conocimientos y que nos los cuenten.
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