Fue a finales del siglo XVIII, aprovechando los vientos favorables de periodo conocido como la Ilustración, cuando por parte del Real Colegio de Cirugía de San Carlos, se propuso la creación de una serie de modelos de anatomía humana, que sirvieran a los futuros cirujanos y médicos para adquirir sus conocimientos.
El material elegido para plasmar rigor y detalle a estos modelos fue la cera de abeja.
Las 40 figuras anatómicas del siglo XVIII reunidas para esta exposición pertenecen al patrimonio histórico artístico de la universidad Complutense de Madrid (Museo de Anatomía Javier Puerta de la Facultad de Medicina).
Representan diferentes estados del embarazo y detalles de la anatomía humana, como secciones del cerebro o un esqueleto humano.
Como se afirma en el catálogo de la exposición «Cuerpos en cera», que alberga temporalmente el Museo de la Evolución Humana, la cera » es capaz de adoptar las cualidades de la carne, imitar la textura y el color de cada órgano o semejar la suavidad, transparencia y luminosidad de la piel humana, en un constante rito mágico de lo semejante que provoca empatía en el espectador«.
Los artesanos que realizaron estas piezas reciben el nombre de «ceroescultores«, que mantenían en secreto la fórmula exacta que utilizaban para combinar la cera de abejas con otras sustancias que aportaban a la pieza final otras propiedades, como pudo ser la trementina de venecia o la manteca de cerdo.
Nos ha llamado la atención que los vasos y nervios de las figuras fueran realizados con hilos de seda recubiertos de cera.
Proceso de elaboración de las figuras de cera
Inicialmente se elaboraba por parte de artesano-anatomista un modelado muy detallado en cera o arcilla.
A continuación se elaboraban los moldes en yeso que servirían para vertir las diferentes capas de cera fundida, con el fin de obtener el positivo.
Dependiendo de la complejidad de la pieza, se podía obtener el molde directo.
La colección de la Universidad Complutense de Madrid ha sido completamente restaurada. Todas la figuras parecen recién salidas del taller, por lo que esta exposición ha tenido un doble valor: mantener como nuevo este patrimonio y dar a conocer este trabajo que mezcla ciencia y arte.
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