De nuevo en Mieladictos, recopilamos fábulas relacionadas con la abejas, esta vez de Tomás de Iriarte (Puerto de la Cruz 1750, Madrid 1791).
Son dos fábulas, la abeja y el cuclillo y la abeja y los zánganos.
Sobre Tomás de Iriarte
Nacido en una familia donde la música, la poesía y la literatura convivían con los quehaceres diarios.
Sus primeros años los pasó aprendiendo latín con un fraile, para desplazarse con 14 años a Madrid, a casa de un tío suyo, donde amplía conocimientos de francés, inglés y griego.
Acaba trabajando de archivero general del Consejo de Guerra, que pudo combinar con una gran actividad literaria.
Sufrió de gota durante muchos años, pero ello no le impidió publicar en 1782 sus «Fábulas literarias», que inicialmente fueron 77.
Tuvo un éxito inesperado que eclipsó al resto de su poesía, teatro, trabajos intelectuales…
Como buen ilustrado, persiguió con sus obras el moralismo docente, así como buscar un cauce idóneo para sus ataques a pecados y pecadores.
Iriarte aportó a la fábula nuevas ideas, decidiendo no volver a copiar los enunciados de las fábulas de los siglos pasados y adornarlo todo con una gran variedad de metros y tipos de estrofa.
Se cree que pensaba en sus rivales cuando escribía sus fábulas. Con Felix María de Samaniego, tuvo una buena amistad hasta que ambos publicaron sus libros.
En su fábulas encontramos animales que actúan dentro de lo que se supone el comportamiento animal, no ajeno a su hábitos.
En esta línea está «La abeja y los zánganos», donde considera a los zánganos como seres ociosos, poco productivos para la colmena.
Y después de esta breve introducción sobre las fábulas y su autor, aquí las tenéis, eso sí, bellamente ilustradas.
Fábula de la abeja y el cuclillo y su moraleja
Saliendo del colmenar,
dijo el cuclillo a la abeja:
Calla, porque no me deja
tu ingrata voz trabajar.
No hay ave tan fastidiosa
en el cantar como tú:
cucú, cucú y más cucú,
y siempre una misma cosa.
¿Te cansa mi canto igual?
(el cuclillo respondió:)
Pues a fe que no hallo yo
variedad en tu panal:
y pues que del propio modo
fabricas uno que ciento,
si yo nada nuevo invento,
en ti es viejísimo todo.
A esto la abeja replica:
En obra de utilidad,
la falta de variedad
no es lo que más perjudica
pero en obra destinada
sólo al gusto y diversión,
si no es varia la invención,
todo lo demás es nada.
Moraleja: La variedad es requisito indispensable en las obras de gusto, y por tanto en las de arte.
Fábula la abeja y los zánganos y su moraleja
A tratar de un gravísimo negocio
se juntaron los zánganos un día.
Cada cuál varios medios discurría
para disimular su inútil ocio;
y por librarse de tan fea nota
a vista de los otros animales,
aun el mas perezoso y mas idiota
quería, bien o mal, hacer panales.
Mas como el trabajar les era duro,
y el enjambre inexperto
no estaba muy seguro
de rematar la empresa con acierto,
intentaron salir de aquel apuro
con acudir a una colmena vieja,
y sacar el cadáver de una abeja
muy hábil en su tiempo, y laboriosa;
hacerle con la pompa mas honrosa
unas grandes exequias funerales,
y susurrar elogios inmortales
de lo ingeniosa que era
en labrar dulce miel y blanda cera.
Con esto se alababan tan ufanos,
que una Abeja les dijo por despique:
¿No trabajáis mas que eso? Pues, hermanos,
jamas equivaldrá vuestro zumbido
a una gota de miel que yo fabrique.
¡Cuántos pasar por sabios han querido
con citar a los muertos que lo han sido!
¡Y qué pomposamente que los citan!
Mas pregunto yo ahora: ¿los imitan?
Moraleja: Fácilmente se luce con citas y elogios a los hombres grandes de la antigüedad; el mérito está en imitarlos.
Si te ocurre como a nosotros que con sólo un par de fábulas de Iriarte nos quedamos con ganas de más, ¿por qué no leerse un libro con todas sus fábulas?
elizabeth
uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii que pajina tan buena gracias a tomas de eriarte
Mieles del Rudrón
Gracias por comentar. Página con g mejor que con j.
Luisa
Mu buena historia, pero yo soy de pensar que ambos tienen la razón, xq es importante ser ORIGINAL, y si el cuclillo le hace caso a la abeja pues indirectamente le estas diciendo que sea conformista, lo cual no es nada bueno
Alberto
Muy cierto Luisa. Gracias por comentar.