No nos ha resultado fácil «abordar» este corto ensayo. Sabíamos que queríamos compartir una idea, consistente en que existen mil y una formas de representar una misma palabra (por ejemplo la palabra miel), y que no sólo el énfasis al hablar podemos resaltarlo a través del tipo de letra. Un buen ejemplo de esta asociación del tipo de letra con la palabra miel en el artículo «La miel. Vaya reto grafico».
Juan Ramón Jiménez afirmaba que los libros dicen cosas diferentes según el modo en que se editan. Como hay muchos tipos de mieles, debiéramos pensar que cada una de ellas debiera transmitir su esencia y diferenciarse del resto.
Lo mejor es poner un un ejemplo con la palabra inglesa «swarm«, es decir, enjambre, entendido como multitud de abejas con su reina, que salen juntas de una colmena para formar otra colonia.
La escritura se compone de un esqueleto y un revestimiento. En este caso, el esqueleto es «swarm» (enjambre) y el revestimiento la tipografía que le acompaña.
Durante el proceso de lectura activamos distintas zonas del cerebro. Una parte de la cabeza aporta la información anatómica y comunica de este modo qué es lo que aparece escrito o impreso, al tiempo que otra parte, basándose en la «vestimenta», valora el carácter del mensaje.
Un color rojo y un tipo de letra que nos recuerda la forma de los enjambres, está destinada a anunciar una película de miedo con abejas, aunque también sirve aquella que utiliza las celdillas hexagonales para recordarnos que las abejas están detrás de la palabra.
Las otras opciones no crearán en nuestro cerebro esa imagen de terror o misterio.
El tipo de letra no sólo transmite el texto, sino que también lo interpreta, o puede malinterpretarlo. De ahí la importancia de una correcta elección.
Dicho de otra manera, todas las palabras, además de signos, tienen un alma.
Hemos buscado cómo expresan los apicultores en sus tarros el alma de la palabra miel de brezo. Poca unanimidad y pobre transmisión de la esencia de este tipo de miel.
La elección del tipo de letra es una decisión subjetiva y con tanta variedad que complica la elección.
Así, que lo mejor es ir probando, ver si eres capaz de expresar lo diferente de tu miel, y no desesperarse por la dificultad.
Y si no eres capaz, busca a un buen publicista o diseñador que le guste miel, y pide que te ayude.
A nosotros se nos han ocurrido otras maneras de transmitir algo diferente en las palabras miel y abejas. Aquí quedan para la reflexión.
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