Este verano ha hecho mucho calor, dijo Pero Grullo.
La pequeña emisora local, empezaba a emitir sus programas a la hora que podía, ya habían cantado los gallos, y solía ser a las nueve de la mañana, «nona» para los frailes y clérigos.
Tras la sintonía de apertura, «El sonido del silencio», la locutora desgranó la programación:
-Noticias locales- El tiempo en Riocerezo-Nuestros campos se mueren de sed-Verdes las han segao-Entrevista con Argimiro-Cómo van las fiestas…
Ya no escuché más. ¿Quién es ese Argimiro?¿A qué hora? Aquella mañana no tenía mucho que hacer y esperé. En el reloj de la iglesia, sonaron las once y…de pronto oigo.
– Buenos días, don Argimiro.
– Perdón, yo me llamo Casimiro, y lo de don, me suena hasta mal, como si fuera el tañido de una campana rota y ronca.
-Y, ¿ cómo por aquí otra vez?
– Pues le voy a decir la verdad, como, donde me dan de comer.
-Bueno, Casimiro, con Usted no se puede, siempre lo mismo.
– Ahí le doy la razón, peso 65 kilos, y con los bolsos vacíos.
Este era el tono de la conversación, distendido y jocoso. Casimiro era el payaso del circo Andévale, que estos días había puesto su carpa en la plaza del pueblo.
Mi pueblo está tumbado en la ladera del monte Arús. A la mañana, con las primeras luces, las que se comen las nieblas, se va despertando todo poco a poco. Una sinfonía de trinos, colores y olores acompaña este despertar. Los perros del tío Paco y los cencerros de sus vacas, marcan el ritmo de la mañana.
El reloj del Ayuntamiento nos dice la hora en que estamos.La cigüeña que preside el ajetreo del pueblo no se entera de nada. No sabe que ha venido el circo Andévale.
Casimiro, tiene muchos amigos en el circo y fuera de él. Mandilov, ruso, domador de osos, aunque le gusta llamarse » educador de osos «, es uno de los muchos amigos de Casimiro.
Y os voy a contar una cosa que nadie sabe. Casimiro roba la fruta del almacén del circo para llevárselas al oso, Ursov. Ursov y Casimiro se han hecho grandes amigos.
La entrevista seguía.
-Casimiro, ¿por qué entre la chiquillería tienes tantos amigos?
-Mira, joven. En todo circo hay dos personajes importantísimos: el augusto y el clown, conocidos con el nombre de payasos. Yo soy el que hace de augusto, y por tanto, el que recibe las tortas, al que ponen la zancadilla, al que siempre le quitan la silla, etc.
Casimiro lleva en el circo Andévale, umm…tantos años. He dicho que tenía muchos amigos, dentro y fuera del circo, pero tenía uno con el que no se llevaba bien. Don Sixto, el clown, el payaso guapo, el bien vestido.
Cuando a Casimiro le preguntaban por su relación con Sixto, siempre contestaba lo mismo: » Es que es un payaso».
Ahora, hagamos caso a Casimiro y nos vamos al circo. Allí está Mandilov, «el educador de osos». A Mandilov le gusta su profesión, que no es fácil, pués tiene que trabajar con mucho cuidado para no ser presa de las garra de Ursov. Un oso que mide 1,90 metros de cabeza a cola, que pesa 270 kilogramos, y de alzada, de una altura de 1,15 metros. Mandilov mide 1,57 metros, pesa 65 kilogramos y tiene un gran bigote. La estampa que componen, domador y oso, es de circo.
Mandilov ha conseguido de la dirección del circo, un pequeño remolque, para instalar una caja acristalada, donde lleva cuatro colmenas, y así poder dar todos los días una buena ración de miel a Ursus, si obedece sus órdenes. Esta operación de sacar miel, la presencia un mono que está en la jaula de al lado. También observa que el oso se pone muy contento cuando le dan el trozo de panal.
Su envidia y curiosidad no tienen límites. A él le dan un sólo platano, cuando se porta bien.
Aquel día Mandilov y Casimiro estuvieron hablando tan largo rato de los espectáculos circenses, de la poca gente que va al circo (Casimiro-como a misa), de las condiciones en las que viven los animales del circo, etc…que se olvidaron de cerrar bien la jaula acristalada de las colmenas.
El mono no desperdició la ocasión. Salió de su jaula y puso en práctica lo que había visto hacer a Mandilov tantas veces.
Levantó la tapa de la colmena…y…a estas horas no han encontrado al mono, pero sí abejas por todo el circo y sus aledaños. El caos se ha apoderado del circo: bomberos, policía local, Cruz Roja…tratan de restablecer el orden, pero el culpable no aparece.
Han pasado varias horas y al mono curioso, al mono envidioso le encuentran debajo del graderío del circo. Su cara está completamente desfigurada. Las abejas no le conocían de nada. Su domador no le premiará por su acción.
La calma ha vuelto al pueblo. El circo está en orden. Un coche de vivos colores pasea por todo el pueblo a todo «altavonazo» anunciando que a la sesión de la noche podrán ir todos los «heridos de aguijón» de abeja, completamente gratis. Aquella noche el circo se quedó pequeño. Todos decían estar heridos.
Así se cumplió aquello de : «No hay bien que por mal no venga».
Familia Martín
Nos ha gustado mucho. Se lo hemos contado a nuestros hijos esta noche para dormir y se han reído mucho. Saludos
mielesdelrudron
Muchas gracias por el comentario.