Cuando nos despedimos de las abejas. Siempre nos han parecido preciosas las historias de personas que relacionan a las personas con sus colmenas, así que hemos disfrutado recopilando todo lo relacionado que nos quieren contar o que leemos.
Sue Monk Kidd , Dolores Redondo o Mark Twain nos cuentan en sus libros cómo lo han vivido en diferentes épocas y culturas.
La costumbre de darles la noticia a las abejas
Según Eva Crane, a partir de comienzos del siglo XVI, las abejas empiezan a ser miembros de la familia, una vez los monasterios ingleses fueron reformados o suprimidos y dejaron de ser los que poseían las colmenas.
Para esta autora, lo que se decía a las abejas y el ritual para decírselo, se basaba en reconocer que la colonia de abejas era miembro del hogar y que la noticia de la muerte del cabeza de familia u otro miembro se daba a todo el mundo.
Cómo se daba el pésame a las abejas en diferentes países
En Alemania, tras el fallecimiento de un familiar se cambiaba de posición la colmena para que estuviera orientada de manera diferente, en Francia se colocaba un crespón negro sobre las colmenas.
En Inglaterra y Estados Unidos, variaba la tradición, desde acercarse a cada colmena y dar la noticia después de tocar la colmena 3 veces con la llave de casa, a un mero susurro a las colmenas.
Ya en España, en las regiones de Galicia, Asturias, Cantabria, Islas Canarias, País Vasco y Navarra se sigue teniendo recuerdo de esta costumbre, sin embargo no ocurre los mismo en el resto de España, Portugal, Italia e islas mediterráneas.
En un artículo de Julio Arrieta en el periódico El Correo, afirma que en el mundo rural vasco se realizaban diferentes variante locales, siempre relacionadas con las de otros lugares de Europa. Una de ellas, girar la colmena al paso del cortejo fúnebre camino del camposanto.
El siguiente párrafo pertenece a la novela de Dolores Redondo, titulada «Ofrenda a la tormenta», donde nos habla de una tradición en Navarra.
La autora nos narra una de las formas en las que las personas nos relacionamos con las abejas en los momentos de la despedida, es decir, cuando el abejero o alguien de su familia fallece.
– ¿Con quién hablaba? – dijo haciendo un gesto hacia el campo abierto.
– Con las abejas.
Amaia compuso un gesto de extrañeza.
Erliak, erliak Gaur il da etxeko nausiya Erliak, erliak, Eta bear da elizan argía” (abejitas, abejitas, haced cera, el amor ha muerto y en la iglesia hace falta luz)
Recordaba habérselo oído mencionar a su tía.
En Batzán, cuando alguien moría, la señora de la casa iba al campo hasta el lugar donde tenían las colmenas, y mediante esta fórmula mágica les comunicaba a las abejas la pérdida y necesidad de que hicieran más cera para los cirios que debían alumbrar al difunto durante el velatorio y el funeral.
Se decía que la producción de cera llegaba a multiplicarse por tres.
La comunicación de sucesos familiares felices a las colmenas, como bodas o nacimientos, fue menos habitual. Y es que así somos los humanos. ¿Por qué no compartir también nuestra alegría con las abejas?
La tradición de la despedida en la familia real inglesa «Telling the bees»
El apicultor John Chapple ha sido el encargado de colocar unas cintas negras en las colmenas que se encuentran en el palacio de Buckingham (5 colmenas) y en Clarence House (2 colmenas) , y de cumplir una tradición en la realeza inglesa que data desde el siglo XVII.
Tras la muerte de la reina Isabel II (1926-2022), las abejas deben ser informadas de que tienen un nuevo dueño, el rey Carlos III.
Tras golpear suavemente cada una de las colmenas, el apicultor encargado de la colmenas reales, susurró lo siguiente:
‘The mistress is dead, but don’t you go. Your master will be a good master to you.” (La dueña ha muerto, pero no os vayáis. Vuestro dueño será un buen amo para vosotras).
Esperamos que se cumpla lo que afirma la tradición, y que tras este comunicado, no dejarán de recolectar miel, ni morirán o abandonarán la colmena.
Testimonios escritos de despedida de las abejas
Los primeros escritos sobre la relación muerte de un familiar y comunicárselo a las abejas datan ya del siglo XVI.
«Todas las abejas mueren en sus colmenas si el amo o la ama de la casa llegara a morir, a menos que las colmenas sean trasladadas inmediatamente a otro lugar». Joachim Gamerarius (1500-1574).
No debían comprarse abejas cuyo dueño hubiera fallecido, porque morirían al poco tiempo. J.Coler en 1645.
Francia, siglo XVII, las colmena se cubrían de luto con un lazo negro cuando moría su amo, pues se creía que de lo contrario morirían o se esconderían.
Es en otro libro, » La vida secreta de las abejas», cuya autora es Sue Monk Kidd, donde encontramos otro ejemplo de esta relación en Estados Unidos.
– Hace mucho tiempo, los apicultores tapaban siempre las colmenas cuando fallecía alguien de su familia- explicó August.
– ¿Y eso?- Quería saber más.
-Se suponía que el hacerlo evitaba que las abejas se fueran. Verás, lo último que querían cuando había una defunción era que las abejas formaran un enjambre y emigraran. Tener abejas cerca garantizaba que la persona muerta volvería a vivir.
En el blog thebeeshouse.com se nos cuentan las tradiciones relacionadas con las abejas y la muerte de sus cuidadores en diversas comarcas inglesas, como la datada en 1837 de la zona rural de Cornwall, que afirma que cuando muere el cabeza de familia, a las abejas se las ponía de luto colgando un paño negro sobre la colmena, ya que de lo contrario, se creía que las abejas morirían o abandonarían el lugar.
En la comarca de Cumberland, cuando el dueño de las colmenas fallecía, las abejas eran inmediatamente sacrificadas o regaladas.
En lo casos anteriores, tras la muerte del propietario de las abejas, a éstas y a su miel ya no se las consideraba como un bien para ser vendido, solo podían ser dadas como regalo.
«Si un apicultor muere, su viuda o pariente más cercano tenía el deber de acudir al colmenar a comunicar a los insectos que su amo estaba muerto».
En el pequeño pueblo inglés de Eyam era habitual que las abejas estuvieran presentes en la comida posterior por el difunto, donde se las ofrecía pequeñas porciones dulces. Esta costumbre era común en Inglaterra y en la colonia americana de Nueva Inglaterra, y su propósito era evitar que las abejas abandonaran sus colmenas y marcharan a buscar un nuevo hogar.
Telling the Bees, un poema de Whittier publicado en 1858 habla de un hombre que pasaba por la finca de su amada, donde se ve a la chica atareada cubriendo las colmenas con tejido negro e informando a las abejas de la muerte.
Y del blog en inglés,»Things You Wouldn’t Know If We Didn’t Blog Intermittently» (tywkiwdbi.blogspot.com), nos enteramos que Mark Twain en su novela Huckleberry Finn, publicada entre 1835-1845 ya sabía algo de este tema.
» Y dijo que si un hombre tenía una colmena y se moría ese hombre, había que decírselo a las abejas antes de que volviera a salir el sol a la mañana siguiente, porque si no las abejas se ponían enfermas y dejaban de trabajar y se morían. Jim dijo que las abejas no picaban a los idiotas, pero yo no me lo creí, porque me había metido con ellas docenas de veces y a mi nunca me picaban».
Seguiremos recopilando tradiciones en torno a las diferentes formas de despedida entre las abejas y sus cuidadores, así que si conoces alguna otra estaríamos encantados de poder incorporarla a este artículo.
Bibliografía:
-El libro de la miel de Eva Crane.
Jovita de la rosa castro
Yo soy de Tenerife ,mi padre tenía colmenas y yo recuerdo cuando se murieron mis abuelos el les puso una cinta negra a la colmena.
Alberto
Hola Jovita, agradecerte que nos cuentes estas vivencias ya que nos gusta mucho saber de estas relaciones entre las personas y las abejas.
Carme
En A Costa da Morte-Galicia, si el dueño de las abejas muere, las abejas mueren o se marchan. Había que comunicarlle susurrándoles y dando tres golpecitos en la colmena para avisarles que su dueño había muerto. Cuando mi abuelo murió, los enjambres lo notaron y marcharon.
Alberto
Muchas gracias Carme, una tradición que debiéramos conservar, es muy bonita.