Todo comenzó con una pregunta lanzada en un programa de radio:
¿Cuál es la especie de insecto cuya larva se agarra a una abeja cuando ésta visita las flores y «cabalga» sobre la abeja hasta llegar al panal, donde busca el polen y néctar de la colmena para alimentarse?
La respuesta, la larva de la aceitera o carraleja negra, cuyo nombre científico es Meloe proscarabaeus.
Aprendiendo sobre la aceitera o Meloe proscarabaeus
La aceitera es un escarabajo de color negro, cuyas hembras suelen doblar el tamaño de los machos, que apenas sobrepasan 1,5 cm de largo.
Le gustan los terrenos llanos y con poca altitud.
La hembra coloca los huevos en el suelo, a miles, dada la pequeña probabilidad de supervivencia.
Al nacer las larvas ascienden a las flores, esperando que las trabajadoras abejas pasen por allí a la búsqueda de polen o néctar.
Y es en ese momento, cuando las larvas de aceitera se agarran a la abeja, y sólo se desprenden cuando saben que han llegado al interior de la colmena, con toda esa comida disponible, incluidas las larvas de abejas.
Una vez bien alimentada, y cuando llega a la madurez, se marcha como si no hubiera pasado nada.
¿De dónde viene el nombre de aceitera?
Se debe a una sustancia, la cantaridina, que segregan estos escarabajos cuando se sienten amenazados. Tiene una apariencia de secreción aceitosa, y no es la única especia que lo hace.
Hay que tener cuidado si nos los encontramos por el campo o dentro de la colmena, ya que este compuesto puede irritar la piel y los ojos si nos frotamos con las manos sucias.
Hay que llevar guantes para su manipulación y luego limpiarlos bien.
Una cosa está clara, su futuro va muy ligado al de las abejas. Y es por eso que lleva unos cuantos años en los que su población decrece.
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