Cuánto duele una picadura de abeja.
“Mucho”, dirán algunas de las personas que han sido picadas alguna vez por una abeja.
“No es para tanto”, dirán otras.
Y es que todo es relativo en esta vida.
Cuál es nuestro umbral del dolor frente a una picadura de abeja
Realmente es muy difícil comparar el umbral del dolor que tienen unos individuos y otros en relación con el mismo fenómeno.
No se trata sólo de valorar el elemento que provoca el dolor, sino de tener también en cuenta la percepción individual de cada persona, la cual está a su vez muy condicionada por sus experiencias previas.
Por tanto, la mejor forma de comparar unos dolores con otros es posiblemente que los experimente un mismo individuo y en la misma parte de su cuerpo.
El afamado entomólogo americano Justin Orvel Schmidt es considerado por muchos como una autoridad mundial en el tema “picaduras”.
El tema le fascina porque, en su opinión, implica analizar los distintos estilos de “guerra biológica de alta tecnología” de que dispone el mundo animal.
Escala Schmidt para el dolor provocado por los insectos
Tras sus investigaciones en el Centro de Investigación de Abejas Carl Hayden de Arizona, comenzó a elaborar en 1983 una escala para valorar el dolor provocado por la picadura de distintos tipos de insectos: la escala Schmidt.
Para elaborarla, asegura haber expuesto su cuerpo una o varias veces a la picadura de la mayor parte de los himenópteros, en especial sus manos.
Podemos por tanto decir que es un hombre al que su trabajo le hace sufrir de verdad.
Sin embargo, no es un científico masoquista que haya decidido sin más dejarse atacar por todo tipo de insectos.
En su labor de recogida y estudio de las distintas especies es fácil que ocurran accidentes de este tipo y acabar recibiendo picaduras inesperadas.
En una entrevista para la revista científica Discover, Schmidt afirma que los venenos animales son como hackers que atacan el código bioquímico de nuestro organismo: atacan la membrana de nuestras células, manipulan neuronas, convierten sistemas de autodefensa en sistemas de autodestrucción, alteran la función cardíaca y en ocasiones toman el control del sistema nervioso central para cambiar por completo la conducta de un individuo.
Las compañías farmacéuticas los estudian a menudo para utilizarlos en un número cada vez mayor de medicinas.
Niveles de la escala Schmidt para picaduras de insectos
En la escala Schmidt se comparan los efectos en sangre de los distintos venenos. Las picaduras sin efecto en los humanos tendrían un valor de 0 en la escala. Se corresponden con aquellos insectos que no atraviesan la piel con sus aguijones.
• En el nivel 1 encontramos, entre otras a las llamadas abejas del sudor (atraídas por la sal presente en el sudor humano).
• El valor aumenta a 2 en el caso de las abejas y algunas avispas comunes (incluidas las abejas asiáticas).
• En el nivel 3 se sitúa la hormiga cosechadora, cuya picadura tiene más intensidad y duración que las anteriores.
• Con un valor de 4, el más alto, se puntuaría el dolor provocado por la picadura de algunas avispas del género Synoeca, la avispa caza-tarántulas y la hormiga Paraponera clavata (cuyo nombre procede del griego ”ponerina”, que significa «dolor»). Esta última está en lo más alto de la escala, tanto en intensidad del dolor, como en duración de su nivel más agudo (se reduce la intensidad del dolor solamente unas 5 horas después de haber sido picado).
Curiosamente, Schmidt ha descubierto también que cuanto más dolor puede ocasionar uno de estos invertebrados, más agresivo es.
La escala clasifica las picaduras de 78 especies y en su libro «Hymenoptera Venoms: Striving Toward the Ultimate Defense Against Vertebrates», Schmidt explica el efecto de algunas picaduras con muchos detalles.
En el caso de la abeja europea de la miel describe la experiencia como “un fósforo que se enciende y te quema la piel”.
Según Schmidt, simplemente con un poco de agua salada en la herida y un poco de ibuprofeno el dolor de una picadura de abeja debería ser llevadero.
Justin O. Schmidt fue galardonado en el 2015 por la creación de su escala del dolor de las picaduras con el premio Ig Nobel de Fisiología y Entomología. Los premios Ig Nobel son otorgados por la revista americana de humor científico AIR. Son premios que “primero te hacen reír y luego te hacen pensar”.
Otras escalas que miden el dolor provocado por un insecto
Pero este premio tuvo que compartirlo con Michael L. Smith, un estudiante de la universidad de Cornell, autor de la obra «Honey Bee Sting Pain Index by Body Location,» (2014).
Escala de Smith para picaduras de abeja en diferentes partes del cuerpo
A Smith se le premió por “organizar cuidadosamente que las abejas le picasen varias veces en 25 lugares diferentes de su cuerpo para conocer en qué partes una picadura es menos dolorosa (cráneo, punta del dedo medio del pie y brazo) o más dolorosa (fosa nasal, labio superior y pene, por ese orden)”.
En definitiva Smith ha definido una escala de dolor para la picadura de la abeja, pero detallada por cada parte del cuerpo. Y, en este caso, las picaduras sufridas sí fueron voluntarias.
En el estudio de Smith se utilizaron abejas guardianas (de la piquera), por su especial función defensiva. Las abejas se acercaban a la piel mediante pinzas y se dejaba el aguijón en la piel durante 1 minuto, para después quitarlo.
La investigación duró 38 días, durante los cuales el autor se dejaba picar 5 veces al día. El objetivo era exponer varias veces cada parte del cuerpo en diferentes días para conseguir resultados estadísticos más veraces.
Investigando por otras vías más convencionales, la ciencia también ha intentado diseñar dolorímetros, aparatos para medir el umbral y la tolerancia al dolor, con mayor o menor éxito.
El objetivo de los primeros estudios de este tipo en los años 40 en la universidad de Cornwell era medir la efectividad de los analgésicos en los tratamientos de un hospital de Nueva York. En 2011 la universidad americana de Stanford desarrolló un método para localizar las zonas del cerebro que se estimulan cuando se siente dolor.
Han sido muchas las iniciativas a la hora de medir el dolor, pero aún estamos lejos de una herramienta científica de medición perfecta. No sabemos si la picadura de insectos se está utilizando en estos estudios, pero hasta la fecha las escalas de Schmidt y Smith son las más reconocidas en este ámbito.
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