Melifluo, del latín mellifluus, que destila miel. El adjetivo melífluo lo podemos utilizar para expresar «que tiene miel o es parecido a ella en sus propiedades» o para calificar a algo o alguien como » dulce, suave, delicado y tierno en el trato o en la manera de hablar».
Pues bien, al francés San Bernardo de Claraval o Bernard de Clairvaux (1090-1153), se le representa como un hombre de mediana edad, imberbe, con el hábito blanco del Císter y la cabeza tonsurada.
Entre sus insignias de abad, un libro o un báculo, y a veces una cruz de doble travesaño. Pero el símbolo que más nos gusta, es la colmena, que alude a su apodo, el Doctor Melífluo o boca de miel, porque sus prédicas eran como golosinas de tan dulces.
Un poco sobre San Bernardo de Claraval
San Bernardo impulsó las Cruzadas y también participó en los principales conflictos doctrinales de su época. Místico. Responsable de la creación y expansión de la orden del Temple para defender a los peregrinos en sus idas y venidas a Tierra Santa.
En el siglo XII reformó la orden cisterciense, fundando más de 60 monasterios. Fue canonizado en 1170. Es a través de su influencia que los cistercienses colocaron todas sus iglesias bajo el título de Nuestra Señora.
La forma más recurrente de narrar los momentos cumbres de su vida en obras de arte, es de medio cuerpo en posición de oración delante de la Virgen y el Niño. La Virgen pone su mano en su pecho desnudo, probable referencia al milagro de la lactancia. De hecho, durante la aparición de la Virgen al santo, este último tomó los labios humedecidos con unas gotas de leche que le nutrieron.
A pesar de su título de melífluo, nos ha costado encontrar una representación donde claramente se asocie a San Bernardo con las abejas. Pero la orden del Císter y su iconología abejil no podía defraudarnos.
El santo cisterciense, vestido con el hábito de la orden y sosteniendo una colmena de la que salen abejas aparece de pie junto a un altar con un Cristo crucificado. Girasoles, lirios (símbolo de la inocencia) y rosas (representan al amor) aparecen en la ilustración.
Una banda con al inscripción «Ecce examen Apum – ac favus Mellis», recuerda la historia de Sansón y el león. Y las abejas, volando entre la colmena sostenida por el santo y las heridas por donde sale la sangre de Jesús, se acompaña de la inscripción en latín, «Nil cogitatur dulcius quam JESUS Dei Filius», que podemos traducir como «No puede haber nada más dulce que pensar en Jesús, el hijo de Dios».
Dentro de la iconografía cristiana, las abejas simbolizan laboriosidad y dulzura. San Bernardo de Claraval, Santa Rita de Casia y San Ambrosio de Milán utilizan como atributo a estos insectos en sus representaciones.
Para saber más:
- La madre del cordero, de Juan Eslava Galán.
Javier
Hola, soy Javi.
Me encanta la miel como a diario desde niño, y mi pasión por la miel me llevó a tener colmenas y a día de hoy también soy un pequeño apicultor, y comparto mi pasión.
Alberto
Gracias Javi. Compartimos la pasión por las abejas.
Ignacio
Felicidades por el artículo, muy interesante y respetuoso con la figura de San Bernardo.
Alberto
Hola Ignacio, gracias por tu comentario, también nos ha gustado tu página del Císter.