Cuenta la historia, cuentan los mayores que en un reino muy lejano había un rey que tuvo tres hijos.
Humberto y Adalberto, que ya se creían mayores, dijeron un día a su padre, el rey, que la vida en la corte era muy aburrida.
Y, por la mañanita temprano, cuando todos dormían, abandonaron la corte para ir en busca de aventuras. Aquella nueva vida, sin freno, pronto les convirtió en dos seres salvajes y libertinos. La noche y el día no tenían ni principio ni fin.
Mientras esto sucedía, en la corte su hermano pequeño, Roberto, les echaba de menos y con permiso de su padre, el rey, salió en busca de sus hermanos.
No fue fácil dar con ellos. Preguntaba y preguntaba y lo que le contaban de ellos no se lo podía creer, pero al final les encontró en un estado de miseria, de abandono, de…que hasta sintió vergüenza de sus hermanos, de aquellos dos hijos de reyes.
No fue bien recibido, al contrario, se burlaron de él, lo insultaron: pero, ¿dónde vas?, ¿quién te crees que eres?, ¿no tienes otra cosa que venir a buscarnos?, ¿qué nos vas a enseñar hoy?
Roberto, no quiso entrar en discusiones. Se limitó a pedirles que desde ahora caminaran juntos y así lo hicieron.
Abandonando aquel pueblo, cruzaron, siguiendo el sendero, un bosque muy espeso, con la idea de llegar pronto a su palacio.
A la vera del camino encontraron un montón grande de hierbas secas, que al acercarse vieron que era un nido de hormigas rojas. Humberto que era el mayor quiso destruirlo para ver a las pequeñas hormigas corriendo desesperadas de un lado para otro, trasladando alimentos almacenados, huevos y larvas a un sitio más seguro.
-Deja a las hormigas en paz. No permitiré que las molestes, gritó el pequeño Roberto.
Siguieron adelante hasta llegar a un precioso lago, donde un gran número de patos jugaban a pescar inocentes pececillos.
Los dos hermanos mayores, Humberto y Adalberto, no pudieron reprimirse y se lanzaron a la captura de dos patos que estaban en la orilla, con la única idea de comérselos al llegar al palacio. Pero allí estaba Roberto.
-Dejen a las criaturas en paz, no consentiré que los mateis, antes…
Siguiendo el camino siempre bajo la sombra de hermosos árboles, creo que eran encinas, vimos un agujero en una de ellas, y al acercarnos nuestra sorpresa fue enorme. Era miel, que como si fueran hilos de oro regaban el tronco del árbol hasta llegar al suelo.
-Roberto,¿ahora nos dejarás hacer una hoguera para ahuyentar a las abejas y coger la miel?
La respuesta fue la misma de siempre.
-Dejad a las abejas en paz. No os dejaré que las quemeís.
El sendero que habían cogido no era el verdadero y les llevó hacia otro castillo. Grandes murallas defendían a sus moradores, el puente de entrada estaba echado, la puerta abierta, no había nadie, no se oía nada.
Por fin, después de mucho discutir se atrevieron a entrar. Lo que vieron entonces les llenó de miedo.
Visitaron los establos y donde antes era vida, ahora era muerte y desolación. Una manada de caballos se había convertido en una manada de caballos de piedra. No se veía vida por ningún lado. Recorrieron salones y más salones, corredores y más corredores, hasta llegar a un salón que tenía una puerta muy grande y tres cerraduras. En el lateral había una pequeña rendija y a través de ella podían ver el interior de aquel salón. Allí vieron a un pequeño hombre, vestido de gris, y sentado frente a una mesa repleta de cachivaches.
-Oiga, buen hombre, por favor,¿ nos puede abrir?
-Oiga, ¿nos puede dar algo de comer?
-Oiga,nos hemos perdido en el bosque.
Así una vez y otra vez, hasta que por fin se levantó, quitó las cerraduras y salió. No nos dijo nada, pero sin embargo nos condujo a una gran mesa, repleta de comidas y bebidas. Después que los tres hermanos comieron hasta saciarse, el hombrecillo de gris, viéndoles tan cansados, les llevó a dormir y puso a cada uno en una habitación donde no faltaba de nada. A la mañana siguiente, el pequeño hombre gris se acercó a la habitación del mayor de los hermanos y con medias palabras y señas le llevó hasta una mesa de piedra, donde estaban escritas tres tareas que debían hacer si querían salir de aquel castillo ahora encantado.
Humberto leyó la primera tarea:
«En el bosque y debajo del musgo están esparcidas las perlas de la princesa, mil perlas en total. Si antes de la puesta del sol no son recogidas todas, aquel que las busca, se convertirá en estatua de piedra».
El hermano mayor no perdió tiempo y se puso desenfrenadamente a buscarlas. El sol estaba a punto de caer y no tenía más que cien. Sus hermanos con gran dolor vieron como se convertía en estatua de piedra.
Adalberto, aquella noche no durmió bien. Antes de despuntar el sol estaba listo para empezar la tarea. La suerte no le acompañó, pues al final del día escasamente había llegado a las doscientas. También se convirtió en estatua de piedra.
Roberto pensó mucho en su responsabilidad. No durmió. También se levantó pronto. No era fácil su misión, salvarse él y sus hermanos. Comenzó la tarea con muchas ganas. A media mañana, se tomó un descanso para contar las que había recogido y …desanimado por el resultado, se sentó en una piedra para llorar amargamente por su fracaso. Y mientras esto sucedía,muy cerquita de él, la reina de las hormigas, cuyo nido él salvó, al frente de un numerosísimo ejército de hormigas está haciendo la tarea de juntar las mil perlas de la princesa.
La segunda tarea no era fácil. En el fondo del lago está la llave del dormitorio de la hija del rey. Si antes de la puesta del sol…
Roberto, inmediatamente pensó en los patos que él había salvado. Sí, allí estaban esperándole.
Una vez que les expuso la tarea, se sumergieron en el lago y al poco tiempo la llave estaba en sus manos.
Aún le faltaba llevar a cabo la tercera tarea. En el dormitorio del palacio estarán durmiendo las tres princesitas. Habrás de saber…
Esta prueba le pareció a Roberto muy difícil. Las tres princesitas eran en todo iguales, ¿cómo adivinar que dulces habían comido antes de caer dormidas? Sí que sabía que la mayor probó un pedacito de azúcar, la segunda sirope y la menor una cucharada de miel. Pero eran tan iguales…¿quién había tomado la cucharadita de miel? Tenía miedo de fracasar en la tercera tarea. Entonces, en su mente se encendió una lucecita, un rayo de esperanza. ¿Y si las abejas…?
Allí estaban ya las abejas, aquellas abejas que él había salvado de morir asfixiadas. Hechas las presentaciones, la reina de las abejas se puso a trabajar. Con suma delicadeza se fue aproximando a los labios de las princesas y al llegar a la boca de la que habría probado la miel, se detuvo. La prueba estaba superada. La más joven era la que había tomado miel.
Un poderoso rayo de sol penetró por la ventana de aquella estancia y todos los que estaban dormidos, despertaron, los convertidos en piedra volvieron a tener su estado normal.
Lo que sucedió a continuación fue lo más normal. El rey llamó a los tres hermanos y los desposó con sus tres hijas y nombró heredero al trono a Roberto, casado con la más joven. Sus hermanos desde entonces son modelo de príncipes, llenos de virtudes.
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Creemos conveniente aplicarnos el «cuento». Sobre los hermanos alemanes Grimm, Jakob (Hanau 1785-1863) y Wilhelm (Hanau 1786-1859), decir que tuvieron otros 4 hermanos, no tan famosos como ellos. Se dedicaron desde jóvenes a la lingüística y filología, publicando libros sobre lenguaje, mitología, poemas, pero deben parte de su éxito a los cuentos. Investigaron en viejos libros, compartieron buenos ratos con las gentes para que les contaran esos cuentos que les contaban sus padres y abuelos. Fueron recopilados en un libro dedicado a los escolares. Los Grimm lucharon muchas veces por la igualdad y libertad del pueblo en la ley y la justicia y en contra de los monarcas que debían impartirla. Jakob trabajó en la obra «Gramática alemana» y junto a su hermano Wilhelm, que dedicó muchos años a la labor docente en las universidad de Berlin y Göttingen, culminó su labor con los primeros tomos de la «Gramática Alemana».
evaki11
Anda que no! Los malos, los buenos, las princesas y las abejas. Todos los ingredientes para un cuento que se precie
mielesdelrudron
Muchas gracias por tu comentario. Nos ayuda a seguir trabajando y sitiéndonos muy bien con vuestro respaldo.