Leemos sobre su obra que «con su poesía ha ayudado a mucha gente a vivir más intensamente, más libre, más creativamente». Al Rey de la Poesía modernista le gustaba ser fiel a sí mismo y negarse a aceptar sin crítica las reglas y dogmas impuestas por los demás.
Aunque se consideraba un hombre de ciudad, la exaltación de la Naturaleza siempre se ha encontrado en su poesía.
Por todo lo anterior, hemos encontrado estas «notas» con miel y abejas en su poesía.
La abeja y la araña
Un terco libertino,
como un pisón machaca;
con nuestro fabulista
una cuestión entabla;
mas éste no gustando
de coces ni puñadas,
por evitar los golpes.
le dice: «¿No reparas
aquella planta linda
que por allí se arrastra
muy buena para ahogos…?
Pues ella es nuestra sabia.
Repares también quiero
en la industriosa abeja
y en la sencilla araña,
que de la misma vida
miel y veneno sacan…,
y a las que en cierto modo
a los dos nos retratan:
Tú a las verdaderas
cosas las haces falsa;
mas yo de las mentiras
saco verdades claras.
No nos conformamos sólo con el poema anterior, y buscando, encontramos otros escritos del autor, donde describiendo a un anciano y su sabiduría, concentrada en un libro escrito por el anciano, las abejas son las letras impresas que al ser leídas endulzan con las palabras, pero al mismo tiempo dejan aguijones clavados en el corazón.
Éste del cabello cano,
como la piel del armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de anciano;
cuando se tiene en la mano
un libro de tal varón,
abeja es cada expresión
que, volando del papel,
deja en los labios la miel
y pica en el corazón.
Y como no hay dos sin tres, el poema de los insectos.
Los Insectos
Van los insectos primorosos,
que son la gracia y la alegría,
volando al sol colaginoso
como un tropel de pedrería.
Pasan las líricas abejas
dando sus notas musicales
cual si exhalaran dulces quejas
cantando al son de sus panales.
Desparramando sol y brío
van las cigarras zumbadoras
que abren los frutos del estío
igual que llamas tembladoras.
Cruzan luciérnagas errantes,
formando círculos y cruces,
cuyas dos alas centelleantes
fingen dos ráfagas de luces.
Van las hormigas diligentes,
cual largas hebras andadoras,
en el trabajo resistentes,
en la obediencia profesoras.
Cruza con ímprobo trabajo,
bajo del cono de su espalda,
el rastreante escarabajo
con su armadura de esmeralda.
Entre sus alas resonantes
que imitan son de recios chorros,
iguales a ébanos volantes,
Van, bajo el sol, los abejorros.
Escribió una elegía dedicada a Antonio Machado, cuando éste publicó Soledades. Galerías. Otros poemas.
Era luminoso y profundo
como era hombre de buena fe.
Fuera pastor de mil leones
y de corderos a la vez.
Conduciría tempestades
o traería un panal de miel.
Biografía de Félix Rubén Darío (1867 Ciudad Darío – 1916 León). Ya desde niño tuvo el don de la poesía, lo que ponía de manifiesto en las bodas o entierros donde le reclamaban para recitar sus versos, los cuáles muchas veces improvisaba.
No tuvo una educación reglada completa, y cuando sin acabar sus estudios de bachillerato, entró a trabajar en la Biblioteca Nacional de Nicaragua, la utilizó como su verdadera «universidad».
Se ganó la vida con sus crónicas periodistas para los periódicos hispanoamericanos, su poesía y sus trabajos como diplomático de diversos países.
Viajó muchísimo, amó a muchas mujeres y bebió demasiado alcohol. Su persona y obra fueron admiradas y respetadas por sus rivales, muchos de los cuáles también fueron buenos amigos.
Para saber más:
– Yo, Rubén Darío. Memorias póstumas de un rey de la Poesía. Ian Gibson. Editorial Aguilar.
Olga judith Mejia pertuz
Como saber si en realidad estos poemas y fabulas son de rubén dario .
Alberto
Hola Olga, este poema de la abeja y la araña nos lo hemos encontrado en el libro Fábulas de América, de Antonio Landauro, Editorial Andrés Bello. Espero haberte ayudado.
jainely
Wuau bueno el 1 primero son lindos 🙂 🙂 «-«=
Alberto
Gracias por contárnoslo, Jainely.