Si los términos capitalismo polinizador, la inteligencia del enjambre o swarm intelligence te resultan todavía desconocidos, o cuando te hablan de la abeja metafísica o del enjambre herético te quedas como si nada, aquí tienes un buen libro para hacerte fácilmente con este vocabulario.
Y no te asustes por lo del título, la filosofía y la abeja, que los autores, los hermanos Tavoillot (Pierre-Henri y François), te lo van a poner bien fácil.
Uno es profesor universitario de filosofía y aficionado a las abejas, y el otro hermano es apicultor profesional y gusta de la filosofía.
Dominan los temas, y con sus florilegios (textos ampliados de alguna de sus citas) y polinizaciones (donde te cuentan con detalle ciertos aspectos de las abejas), te lo van a dejar a todo muy clarito.
No queremos imaginarnos sus conversaciones cuando acuden junto a visitar el colmenar.
Motivos por los que hay que leerse este libro de el filósofo y la abeja
Como aparece en la contraportada del libro, los autores nos guiarán por la historia de la cultura occidental siguiendo el dedicado vuelo de una abeja.
Y hay que ver la de veces que aparece la abeja.
Las abejas son pájaros. Allá por el siglo IV de nuestra era, los insectos voladores eran considerados aves. Por lo tanto si hubiéramos nacido en esa época, no había que llevar la contrario a los contemporáneos.
Junto a Napoleón, a veces como abeja monárquica, otras como aristócrata y hasta en el lado de la república. ¿Un claro caso de transfuguismo político?
Se atreven también a explicarnos la famosa frase de Einstein, «si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida». Tendrás que leer el libro para descubrir su origen. ¿Inventada o realidad?
Pero además de abejas, en el libro tenemos a Platón, Aristóteles, la ninfa Eurídice, Aristeo, Porfirio, Virgilio, Pompeyo, César, Proudhon, Marx, Bachofen y muchos más personajes que han utilizado a la abeja para exponer su visión del mundo.
La abeja puede ser a la vez monárquica, republicana, imperial, aristocrática, democrática, comunista, liberal, anarquista. ¿cómo es posible tanta versatilidad?
Queremos acabar compartiendo una hermosa palabra que nos ha descubierto este libro, y que servía para designar al apicultor hace muchos años: Meliturgo o el que hace miel.
Bonita palabra, ¿verdad
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