Toronjil, abejera, melisa, hoja de limón, limoncillo y menta melisa son solo algunos de los nombres comunes de la Melissa officinalis. Nos encontramos frente a una planta originaria de la cuenca del Mediterráneo, una hierba perenne de hojas verde brillante que alcanza hasta el metro de altura y que pertenece a la misma familia de la menta. De hecho, su aroma recuerda una mezcla entre menta y limón y sus flores ricas en néctar atraen mucho a los insectos himenópteros.
Hoy tenemos una autora invitada, Annalisa del blog NotasNaturales.com, un espacio dedicado a las plantas medicinales, la fitoterapia y las actividades en contacto con la naturaleza. Annalisa nos hablará de una planta que ha sido bautizada “abeja melífera” (en griego, melissa) y que comparte con nuestras queridas abejas mucho más que el nombre.
La abeja divina y otros mitos sobre la ninfa Melisa
La planta de la melisa tiene su lado enigmático que la conecta con las abejas de muchas formas, a veces bastante curiosas.
En la mitología griega las abejas se mencionan en más de una ocasión. Melisa era la ninfa que descubrió la miel y que cuidó Zeus cuando era niño alimentándolo con miel y leche.
Melissa aparece también en otro mito en el que lleva este nombre la sacerdotisa de Demetra, la diosa de la agricultura. Según la leyenda, Melisa fue matada y desmembrada por otras sacerdotisas por no querer desvelar los rituales. Para castigarlas, Demetra envío una peste en el lugar y del cuerpo de Melisa hizo nacer abejas.
Las abejas también eran insectos sagrados para la diosa Artemisa, que en ocasiones era representada rodeada por las abejas. Incluso, algunas de sus sacerdotisas llevaban el nombre de Melisa.
La Melissa officinalis, planta relacionada con las abejas desde tiempos antiguos, también ha sido asociada con la vida eterna y el poder.
Si los griegos machacaban sus hojas para detener el sangrado de las heridas, los romanos también aprovechaban las propiedades de esta planta y la utilizaban en caso de picaduras de insectos venenosos.
Carlomagno también tenía cierto respeto hacia esta planta y ordenaba su cultivo en todos conventos.
Y es en un convento, de hecho, que hacia el siglo XVII los monjes Carmelitas Descalzos elaboraron un licor a base de plantas que llevaba principalmente toronjil para relajar los nervios.
El aroma relajante de esta hierba con propiedades medicinales es algo que los seres humanos aprovechamos desde tiempos antiguos y seguimos empleando hoy día en la preparación de infusiones y como aromatizante en la industria alimenticia y en la perfumería.
Asimismo, las abejas siguen apreciando el néctar de la planta de melisa. Hasta los apicultores aprovechan esta planta en el cuidado de los enjambres.
A la melisa no hay abeja que resista
Las hojas de la planta se han utilizado tradicionalmente como método para atraer las abejas.
En el libro IV de las “Geórgicas” el poeta romano Virgilio transcribe el modo de capturar enjambres con hojas de melisa machacada y produciendo ruidos con herramientas metálicas.
En este vídeo de salines.org vemos un ejemplo de la fuerte atracción que la planta de la Melissa officinalis produce en las abejas:
Curiosamente, muchas hierbas aromáticas como la melisa con propiedades medicinales tienen el poder de atraer las abejas mientras repelen otros insectos como moscas y otras plagas.
Lo que hace siglos se explicaba con la magia, hoy día está explicado por la química. La mayoría de estas plantas contienen citral, un compuesto orgánico responsable del aroma a limón de estas plantas.
Pero ¿por qué la melisa resulta irresistible para las abejas?
La Melissa officinalis, lo hemos recordado al principio de este post, tiene un aroma que es una mezcla de limón y menta. Estos componentes están presentes también en la combinación de sustancias del Nasonov, la feromona producida por las mismas abejas y que es empleada en la comunicación entre abejas, para indicar fuentes de alimento y la ubicación de la colmena.
En definitiva, abejas y melisa tienen mucho en común, más allá de su nombre.
Valentina
Interesante, gracias.