Si tuvieses que describir el sonido que hace una abeja, ¿cómo lo escribirías? Te resultará extraño, pero dependiendo del idioma de la persona que lo escucha, la onomatopeya se podría escribir de forma diferente…
Entendiendo por onomatopeya, como define la RAE, “aquella palabra cuya forma fónica imita el sonido de aquello que designa”. Es decir, si leemos una onomatopeya del sonido de una abeja, estaremos reproduciendo el zumbido que dicho insecto hace.
Muchos insectos, incluso algunos pájaros pequeños como el colibrí, zumban debido a que baten sus alas a mucha velocidad. En el caso de mariposas o libélulas, que mueven sus alas de forma más lenta, este sonido no se produce.
En cualquier caso, la mayoría los insectos voladores zumban y la abeja no podía ser menos. Ahora bien, el sonido varía dependiendo de la situación. De hecho una abeja que vuela buscando néctar mueve las alas más rápidamente que una abeja que regresa cargada de alimento a la colmena, cuya velocidad es menor. Lógicamente, cuantos más individuos muevan sus alas, más potente es el sonido; por eso, en la época de enjambrazón es fácil detectar una nueva colonia en las proximidades teniendo las orejas bien abiertas. Y, por supuesto, quien se ha encontrado con una colmena agresiva ha podido comprobar que su zumbido es muy fuerte y amenazador. Por tanto, el sonido emitido varía según la situación.
El término “zumbido” se ha empleado tradicionalmente para estos animales por su similitud al “zumbido” emitido por la corriente eléctrica. Algunos aparatos producen también un ruido similar, como las motocicletas y algunos individuos sufren de modo patológico de este tipo de sonidos en sus oídos (acúfenos).
Lo más parecido a un zumbido de abeja que conocemos en español es posiblemente el sonido silbante bzzz, con tantas zetas como queramos añadir al final. Esta onomatopeya se emplea frecuentemente a la hora de recordarnos la presencia de abejas en un texto, tanto en español como en inglés o francés.
Aunque en el caso anglosajón, la propia palabra zumbido ya es onomatopéyica en sí (buzz). Lo mismo que en catalán, donde se habla del “zum-zum de l’abella”. El verbo summen (zumbar en alemán), tiene también este efecto.
No debemos confundir este movimiento de alas con los ejercicios de zumba, una de las disciplinas de fitness y baile más de moda en estos tiempos. Aunque quizás, tras leer este artículo, alguien se anime hacer una fusión de estilos entre los bailes latinos y la vibración de las alas de nuestros insectos favoritos. ¿Apizumba, tal vez?
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