La noticia la encontrábamos en la página web de la BBC. En contra de todo pronóstico y para desesperación de los que habían apostado por las palomas, las abejas se impusieron a los representantes de los pájaros en la línea de meta en una carrera celebrada en 1888, en el pueblo de Hammer (Westfalia, Alemania).
¿A quién se le ocurrió esta idea de hacer competir abejas y palomas?
Cuentan las crónicas que surgió en la mente de un apicultor y de un colombófilo, que al parecer se calentaron con la apuesta de si es el insecto abeja es el más veloz o lo es la paloma.
Si se hubiera realizado con el abejaruco u otro pájaro insectívoro, en vez de con la paloma, quizás se hubiera comido a las abejas. Es la mejor manera de asegurarse la victoria, eliminando a los competidores.
¿Por qué abejas contra palomas?
Las palomas mensajeras tienen una velocidad de vuelo superior a la de las abejas, alrededor de 80 km por hora, frente a los 29 km /hora como máximo de las abejas.
Esa es la teoría, pero debe demostrarse en una carrera, debió afirmar el optimista apicultor. Algo más debía saber.
Las palomas mensajeras se crían exclusivamente para competir en carreras. Ya en tiempos del Imperio romano, las dinastías chinas o los egipcios utilizaron a las palomas para enviar mensajes.
En la década de 1880, se celebraban con regularidad carreras de entre cien y mil kilómetros tanto en Europa como en Estados Unidos.
¿Cómo se organizó la prueba?
La meta se colocó donde existía un palomar y en las inmediaciones una colmena. Un grupo de palomas y de abejas fueron recogidas en esas ubicaciones, y alejadas de su hogar 5 kilómetros y medio.
Las abejas elegidas fueron recubiertas de harina al inicio de la prueba, para poder confirmar que eran las mismas que salieron al inicio y poder ser identificadas por el ojo humano en la línea de llegada (cuando entraran en su colmena).
¿Cuál fue el resultado de la carrera abejas contra palomas?
La ganadora absoluta, con 25 segundos de ventaja sobre la primera paloma, fue una abeja.
Luego llegaron otras 3 abejas y una segunda paloma. Se habla de la distracción de las palomas para explicar este sorprendente resultado.
Tanto las palomas como las abejas utilizan los campos magnéticos para orientarse. ¿Quizás las palomas no estuvieran acertadas ese día?
Una nueva carrera palomas vs abejas en Australia en el 2008
Para eliminar las dudas y confirmar el resultado de la prueba del año 1888, un granjero australiano, Barry Pobky, de la Asociación de Apicultores del Sur de Australia realizó el mismo tipo de carrera sobre un circuito de 3 km en la zona de Keith, en el sur de Australia.
La colmena de la foto se colocó durante tres semanas junto al palomar del señor Alan Cotton, que retó al apicultor Barry para repetir la prueba del siglo XIX.
Se seleccionaron 12 abejas y 3 palomas y se llevaron a una distancia de 3 kilómetros, recubriendo igualmente que en la carrera de 1888 a las abejas con harina, para poder identificarlas. Y después de casi 9 minutos de espera, llegaba la primera abeja junto con otras 4 compañeras a su colmena, antes de que llegara la primera paloma al palomar, 70 segundos después de la primera abeja.
Haciendo los cálculos de la velocidad de la abejas, nos sale una media de 20 km/hora. Probablemente les sea más difícil la orientación a las palomas, o como dicen las crónicas de la primera carrera en el siglo XIX, «que andaban bastante distraídas».
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