Cada vez son más las personas que se acercan al yoga buscando un conjunto de ejercicios para mantenerse en forma. Otros se interesan por el yoga como medio para aliviar dolencias físicas (dolores de espalda) o psíquicas (estrés).
Pero, ¿qué es el yoga realmente? Podríamos decir que es una forma de entender la vida, que consiste en:
– Practicar ejercicio adecuado: las posturas (“asanas” en sánscrito), que en ocasiones pueden resultar un tanto acrobáticas, ejercitan músculos y articulaciones y desarrollan fuerza, coordinación y equilibrio
– Respirar de forma adecuada: controlar la respiración (“pranayama”) permite optimizar el uso de los pulmones y controlar el cuello.
– Relajarse de forma adecuada (“sayasana”): mediante las técnicas de relajación se consigue el rejuvenecimiento del sistema nervioso y la paz interior.
– Seguir una dieta adecuada (vegetariana): la calidad de los alimentos que ingerimos influye en nuestro cuerpo y nuestra mente, protegiéndonos contra la enfermedad.
– Meditar (“dhyana”): silenciar la mente y potenciar el pensamiento positivo como herramientas para alcanzar la felicidad.
Con todas estas prácticas el individuo consigue vivir de forma saludable en armonía con su entorno.
Muchas de las posturas de yoga están inspiradas en animales y por supuesto no podía faltar en ellas la abeja.
La postura de la abeja o Bhramarasana (Bhramara भ्रमर en sánscrito significa abeja negra) flexibiliza la zona lumbar y cervical y permite el estiramiento de los músculos posteriores y externos de las piernas. Asimismo estimula estómago, páncreas e hígado y ayuda a irrigar la zona de la cabeza. Está contraindicada en caso de problemas en zona lumbar, lumbalgias, ciática y hernias discales.
Para practicarla (siempre tras un calentamiento previo) se colocan las plantas de los pies una pegada a la otra y se alejan los pies manteniendo las rodillas un poco flexionadas. Tras una exhalación, se flexiona el cuerpo hacia adelante. Los codos deben quedar flexionados con las manos cerca de los pies.
Investigando un poco más hemos descubierto que también existe una respiración de la abeja o Bhramari pranayama, que es muy buena para desarrollar la concentración y la memoria y para reducir el estrés.
Hay que sentarse de forma relajada con la espalda recta. Unos dedos tapan las orejas, se cierran los ojos. Se inspira por la nariz y se suelta el aire levemente por la boca haciendo un ruido de zumbido de abeja (letra M). Los labios vibran. En algunas escuelas, como variación, se tapan los ojos con el resto de dedos. Relaja mucho a los niños y puede ser muy divertida.
Para aprender más, nos gustan estos dos vídeos: http://www.youtube.com/watch?v=7oK5pvBX940 y http://www.youtube.com/watch?v=eSBjHB4ezGs.
Para rizar el rizo, podríamos también practicar el Bhramara mudra o mudra de la abeja. Los mudras son posiciones de los dedos, normalmente imitando formas de pájaros o insectos, que también tienen efectos beneficiosos para quien los practica.
En este caso concreto, los estudiosos del tema afirman que practicando este mudra 4 veces al día durante 7 minutos cada vez, se fortalece el sistema inmunitario contra ciertos tipos de alergias alimentarias.
Que nadie piense que su vida va a cambiar de forma radical simplemente siguiendo estas modestas indicaciones durante apenas unos minutos. Para conseguir una correcta práctica del yoga (y sus resultados) se necesita una gran dedicación durante mucho tiempo. ¿Quién se anima?
Y para los que tengan agujetas después de practicar yoga (algo habitual entre los que comienzan), aquí nuestro consejo de bebida con miel para recuperarse.
Antonio
Un articulo interesante, creo bastante en lo natural
Alberto
Gracias Antonio.