La reciente decisión británica de abandonar la Unión Europea (Brexit) posiblemente no afecte a las abejas en su vida diaria, pero probablemente sí a los apicultores que las trabajan, especialmente a los de los países de la Unión, como España.
El sector apícola posiblemente no sea uno de los más afectados por esta decisión sin precedentes que ha tomado el Reino Unido, comparada con otros sectores como el bancario o el automovilístico. Ahora bien los vaivenes de la economía acaban teniendo impacto en todas las actividades, sean del sector que sean.
Tomemos como partida el hecho de que el Brexit provocará el establecimiento de fronteras con el resto de países de la Unión Europea con aranceles que encarecerán y limitarán el movimiento de mercancías entre países.
Los expertos discrepan sobre si la Unión Europea llegará a un acuerdo intermedio con el Reino Unido que haga estos intercambios económicos más o menos fluidos o si aplicará una conducta “ejemplar” de ruptura total, para evitar el efecto contagio en otros países de la Unión.
En cualquier caso, si se llegan a aplicar aranceles, aquellos países que exporten miel u otros productos de la colmena al Reino Unido, verán sus productos encarecidos y menos atractivos para los bolsillos británicos, ya debilitados por una libra que está perdiendo valor adquisitivo frente al euro por el Brexit.
Si tenemos en cuenta las cifras de exportación a Gran Bretaña de la provincia de Salamanca, una de las más mieleras del país, las exportaciones rondaban los 2 millones de euros en 2015, según fuentes de la Gaceta de Salamanca.
De otro lado, existe un miedo generalizado a que esta ruptura provoque a la larga una nueva recesión en Europa, con todo lo que ello conlleva, entre otras cosas reducción del consumo por la incertidumbre de la economía. Este factor, como es lógico, afectaría a los productos apícolas del mismo modo que ha ocurrido en otros procesos de contracción económica, con reducciones en las ventas.
Algunos ecologistas británicos temen que el Brexit haga abandonar a sus dirigentes el interés en eliminar en el Reino Unido pesticidas y demás productos nocivos para el ecosistema y especialmente peligrosos para animales tan sensibles como las abejas. La Unión Europea, aunque a un ritmo lento, siempre ha apostado por posturas de defensa del medioambiente. ¿Estarán las abejas británicas más o menos protegidas en este nuevo escenario?
Nadie sabe con certeza qué ocurrirá, pues esta situación es desconocida para todos. Ante la incertidumbre es habitual reaccionar con miedo, pero el tiempo nos dirá si hemos sido excesivamente alarmistas y realmente podemos respirar tranquilos. Crucemos los dedos.
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