El motivo para traer a León Tolstòi (1828-1910) a nuestro blog, no es sólo el que sea considerado uno de los maestros de la literatura rusa, o la enorme sensibilidad y espiritualidad de su persona y obra, sino su faceta como apicultor.
Obra de Leon Tosltoi
A Lev Nikolaevich Tolstoi no le agradaba la vida en la ciudad. Además disfrutaba con la vida del campo, segando la mies junto a los campesinos, plantando y cuidando sus manzanos y recogiendo la miel de sus colmenas. Las colmenas tenían la función dentro de su hacienda de Iásnaia Poliana, cerca de Tula, a unos 200 kilómetros de Moscú,de mejorar la polinización de sus manzanos durante la floración de los meses de Mayo y Junio.
Con el herbario de Iásnaia Poliana, cuidado por Sofía, la mujer de León Tolstoi, y con el samovar y la miel que tenían colocado en la gran mesa de su casa, no nos cabe duda que un buen té con miel de sus colmenas o a veces un «sbiten« fueron bebidas habituales en su casa. En uno de sus últimos cumpleaños León Tolstói recibió como regalo por parte de 72 camareros de San Petersburgo un samovar niquelado con inscripciones de algunos títulos de sus obras.
El samovar, es un recipiente de origen ruso, provisto de un tubo interior donde se ponen carbones, que se usa para calentar el agua del té.
También fue utilizado anteriormente para la elaboración de una bebida tradicional rusa elaborada a base de agua y miel, llamada «sbiten», que se complementa mediante la adición de especias y hierbas (canela, jengibre, cardamomo, lúpula, clavo, laurel…). Tomada en caliente, se le atribuían propiedades anticatarrales y como remedio contra el frío.
Presencia del mundo de las abejas y las colmenas en sus obras.
En su diario personal escribe en 1863 la siguiente reflexión sobre las abejas:»La abeja sólo vuela hacia el sol. La abeja reina trabaja y fecunda en la oscuridad, se aparea y juega (lo que nosotros llamamos ociosidad) en el sol».
En el mismo diario, año 1891: «Es pleno verano. El trigo negro, el olor de la miel rancia de la manzanilla, los acianos, y en el bosque el silencio,sólo en la cima de los árboles zumban sin cesar las abejas, los insectos».
«No necesito la belleza de la naturaleza, me resulta inútil, lo mismo que la belleza del arte, me resulta muy inferior. Sí, la abeja debe amar todo esto para que exista la miel, la cera, los propóleos; la abeja, el tilo deben amar la tierra, el aire, la humedad para que exista el tilo.»
«Parecería que no es difícil ( trabajar juntos): las abejas y las hormigas lo hacen, los castores también. Antes de que el hombre alcance la organización de las hormigas y de las abejas, debe llegar de manera consciente al estado de ganado, del que todavía está muy lejos: no pelear (combatir) por tonterías, no comer sin hambre, no fornicar, y sólo entonces podrá llegar conscientemente al estado de las abejas y de las hormigas, como la gente comienza a hacerlo en las comunidades«.
«Lo único que sé es que si actúo conforme a las cualidades supremas de la razón y del amor, o del amor razonable, que me son innatas, no puede tener malas consecuencias. Como no puede tener malas consecuencias que una abeja siga su instinto superior innato y salga de su colmena volando con el enjambre, aparentemente, en busca de la muerte».
Como nos cuenta su hija Tatiana en el libro «Sobre mi padre», León Toltói comprendía que en lugar de vivir únicamente para su bienestar personal, se supone que el hombre debe contribuir al bien de los demás. Para explicar este hecho, afirmaba » que como las abejas ladronas, algunas personas rechazan el trabajo que las concierne, viven del trabajo ajeno y, como esas abejas, perecen por esa infracción de la ley. Esas abejas ladronas y condenadas eran él y su familia», afirmaba él.
Finalizamos citando a Tolstoi, afirmando que leyendo sus obras y diarios «se puede encontrar una gota de su miel».
Para saber más sobre León Tosltói: «El viejo León Tolstoi, un retrato literario», de Mauricio Wiesenthal.»Sobre mi padre», de Tatiana Tolstói. Lev Tolstói. Diarios (1847/1894).
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