Conocíamos la existencia de programas de terapia y educación asistida con animales en centros penitenciarios de España y Estados Unidos, países donde se trabaja desde hace años en programas de rehabilitación con la población penitenciaria. Normalmente son perros los animales utilizados, pero empieza a tomar fuerza la existencia de colmenas en las prisiones.
- Trabajo con perros en las prisiones. A los internos predispuestos a ello, se les enseña a adiestrar perros, lo que les sirve como una manera de facilitar su integración en la sociedad o como terapia para ayudar a solucionar los problemas de otros reclusos.
Noticia en TV sobre presos formados para ser apicultores
La forma de trabajar , consiste en formar equipos, cuyos integrantes serán 1 o 2 perros (habitualmente de la raza labrador), un grupo de internos (previa evaluación psicosocial y cada uno con su plan individual de trabajo) y un llamado equipo de intervención, formado por un funcionario, un psicólogo, un educador y el responsable de área del centro.
El bienestar de los animales dentro de la prisión también es tenido en cuenta. Después de una formación básica sobre manejo de animales, los internos se harán responsables de su cuidado, que incluye la alimentación, higiene y paseos del perro, todo ello dentro de las instalaciones penitenciarias. Regularmente los resultados de este programa son evaluados.
El trabajo con animales estimula el desarrollo emocional de las personas, mejora la autoestima y confianza, el sentido de responsabilidad y competencia y disminuye la violencia del interno. Comprobada la eficacia de estas terapias para casos de autoestima, comunicación, desarrollo valores y control de la agresividad entre otros.
Lo positivo de los animales es que no juzgan ni recuerdan los hechos pasados que motivaron la llegada de los internos al centro penitenciario.
Por eso, los animales se adaptan al trabajo con mujeres reclusas, internos en aislamiento, internos en el último periodo de condena, jóvenes, internos discapacitados e internos con enfermedades mentales.
- Trabajo con abejas en prisiones. Parecería más difícil sustituir a los perros por las abejas en la reinserción de personas, pero ya hay experiencias muy interesantes.
El estado de Florida (USA) es uno de los pioneros, montando la primera academia de apicultura en centros penitenciarios en el año 2011.
Durante 6 semanas, 19 reclusos recibieron un curso intensivo de apicultura por profesionales del sector, periodo al final del cual fueron examinados de sus conocimientos, con muy buenos resultados.
La posibilidad de trabajar en el oficio de apicultor se abre ante ellos, ya que el mayor colmenero de Florida con 15000 colmenas ya les ha ofrecido trabajo.
Más casos con abejas
-Complejo Correccional del Condado de Travis en Del Vall, en Texas (USA). En el año 2014, respaldado por la Asociación de Protección de la Abeja, varios internos, después de un curso de 120 horas, recibieron el certificado para trabajar como apicultores.
-Centro correccional de Stafford Creek en Aberdeen, Washington (USA). Año 2009. 4 colmenas fueron colocadas dentro de la prisión, 3 de ellas en la huerta del centro, y otra que servía como colmena de observación, dentro de un invernadero.
Un entomólogo o experto en insectos se reunió semanalmente durante dos meses con 10 presos, saliendo después de cada clase a inspeccionar las colmenas.
Los reclusos destacaron la interdependencia social de la colmena, un ejemplo más para luchar contra el aislamiento en la cárcel o en la sociedad y se ofrecieron para colaborar en la investigación del síndrome de despoblamiento de colmenas.
Y no podía estar este artículo completo sin un caso donde los presos extraigan y envasen su propia miel.
– Centro correcional de Maryland (USA), donde un joven interno de 32 años que trabaja como apicultor, junto a dos funcionarios de la prisión, se dedicó a extraer y envasar las miel de 2 colmenas del centro, de las 4 donadas por la Universidad de Maryland.
2 voluntarios fueron formados como apicultores. La miel será catada por el personal del centro y si la cosa va bien, en años posteriores se donará a los bancos de alimentos.
-Prisión de Hawkes Bay, en Nueva Zelanda. 5 internos están siendo formados en la profesión de apicultor.
De ellos y su formación apícola se encarga personal de la Universidad de Lincoln. 4 colmenas instaladas dentro de la prisión son su herramienta de trabajo.
La miel extraída puede finalizar en la cocina de la cárcel o ser donada al Banco de alimentos.
En el futuro, piensan en comercializar la miel. Se les ha ocurrido una marca comercial: la miel de los «chicos malos».
Además de mejorar su futuro profesional, les sirve para olvidarse de los problemas dentro de la prisión. La cada día más cotizada miel de manuka ayuda a la demanda de personal cualificado.
Seguramente existirán más casos a nivel mundial donde las abejas se han introducido en las prisiones. Lo que nos ronda por la cabeza es si la miel de prisión tendrá alguna peculiaridad que la convierta en especial. Tiempo al tiempo para saberlo.
Para saber más:
– Fundación Affinity – Dep. Comunicación
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