Muchos de nuestros Mieladictos quizás no hayan oído en su vida el nombre de Anne Geddes, pero probablemente unos cuantos hayan visto alguna de las imágenes creadas por esta conocida fotógrafa australiana.
Anne Geddes con uno de sus modelos. Anne Geddes, bebés vestidos de abeja
Aunque también está especializada en fotografiar mujeres embarazadas, Anne es famosa en todo el mundo por sus artísticos retratos de bebés disfrazados de querubines, flores o animalillos.
Se define a sí misma como una “friki” de los bebés y por eso los fotografía una y otra vez.
Bebés en maceta
Son muchos los animales que Anne ha recreado en su universo paralelo: mariposas, ratones, conejos, zorros, leopardos, caracoles y… como no, abejas.
En algunos casos, al observar estas entrañables imágenes, nos surge la lógica duda de si son abejas o abejorros.
Posiblemente nunca lo sabremos con seguridad, pero el efecto final es el mismo…
Sus fotos retratan claramente la vulnerabilidad, pureza y belleza de los niños.
Abejorros bebé de Anne Geddes. Anne Geddes, bebés vestidos de abeja
También la miel está presente en otra de sus famosas fotos.
Bebés de pura miel. Anne Geddes, bebés vestidos de abeja
Anne prefiere sacar fotos por la mañana cuando los niños están descansados y trabaja con ellos en torno a media hora para no incomodarlos o alterarlos excesivamente.
La escenografía de las fotos está preparada antes de que lleguen los bebés.
Lógicamente los padres de las criaturas siempre están en el estudio, por si se necesita su ayuda.
Aunque sus escenas parezcan montajes (en definitiva lo son), no se retocan apenas por ordenador.
No hace castings para buscar sus niños porque dice que su comportamiento en el estudio es impredecible.
Intenta hacer contactos a través de asociaciones de futuros padres, para enterarse de cuándo hay nuevos nacimientos de posibles “modelos” y ponerse en contacto con sus progenitores.
Se esfuerza en buscar recién nacidos que además sean tranquilos, porque se mueven menos a la hora de hacer las fotografías.
Muchas de sus imágenes se han materializado en tarjetas postales, sellos, muñecos, ropa infantil, calendarios, pósters, libros, relojes, puzzles, ropa de cama, bolsas de regalo, aplicaciones informáticas e incluso tarjetas de crédito.
Todo un negocio con millones de seguidores (y de dólares) a lo largo y ancho del planeta.
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