Lo cierto es que un sector muy amplio de la población mundial teme al republicano Donald Trump, el nuevo presidente electo de los Estados Unidos.
La incertidumbre ante las medidas que tome el recién llegado líder mundial cuando ponga el pie en la Casa Blanca genera el miedo y rechazo de muchos.
¿Afectará su llegada también al mundo apícola?
Donald Trump apostando por el medio ambiente. ¿Será verdad?
Sin duda lo hará. Los grandes dignatarios mundiales hacen y deshacen a lo largo y ancho de nuestro planeta con las decisiones que toman.
En el caso del sector apícola las medidas que se tomen en materia de medioambiente en la nación más poderosa de la Tierra serán decisivas para la supervivencia de las abejas a nivel global.
Trump no ha generado muchas dudas al respecto, ha sido tajante en sus acalorados discursos mediáticos al rechazar la existencia del cambio climático y, con ello, todos los intentos “verdes” de frenarlo.
Al parecer en 2012 llegó a twittear que el cambio climático era un invento chino para hacer a la industria americana menos competitiva. Y eso podría implicar una política permisiva hacia los pesticidas y herbicidas que se han revelado como destructores probados del ecosistema.
El nuevo orden político americano podría considerar que algunos de estos productos no son agresivos para las abejas y permitir su uso indiscriminado, con consecuencias poco esperanzadoras para el sector.
Trump y su rechazo a los acuerdos cambio climático
Durante la campaña electoral americana, mientras que Hillary Clinton incluyó en su programa político tanto la protección de los animales y del medioambiente como el cambio climático, su contrincante Trump sólo incluyó en su programa su interés en desmantelar el Acuerdo de París de 2015 (para combatir el cambio climático), en mejorar la calidad del agua y en mantener los terrenos públicos bajo el control federal.
Nada relativo a mejorar la calidad del entorno en el que vivimos y del que vivimos. Es evidentemente un paso atrás.
Asimismo, si finalmente el cambio climático provoca que se derritan los casquetes polares, podríamos olvidarnos de producir miel en Florida, parte de California y de las costas este y oeste americana, porque quedarían bajo el agua.
Algo similar a lo que ocurriría en las costas europeas y de otros continentes. Frente al escepticismo republicano en este tema, cada vez son más numerosos los científicos que aseguran que dentro de poco no habrá vuelta atrás.
No hemos conseguido averiguar si se comercializan productos de la colmena bajo la marca Trump, pero de ser así, sospechamos que no serían sus productos estrella, por la poca promoción recibida.
Nos imaginamos la miel de la marca Trump como una miel de lujo recogida por abejas americanas, en territorio americano y envasada por apicultores americanos. Todo muy patrio.
Lo que sí hemos encontrado es una iniciativa de la ciudad eslovena de Sevnica, ciudad natal de la nueva primera dama.
Para potenciar turísticamente la villa, algunos productores locales han envasado sus productos con la imagen de Melania Trump.
Y, lógicamente, la famosa miel eslovena ha participado también en la iniciativa. El productor afirma que es miel recogida en el “jardín de Melania”.
Vaya usted a saber si dicho jardín existe, pero la publicidad es lo que cuenta.
Miel del jardín de Melania
El interés aparentemente nulo de Trump por las abejas y su bienestar hace también peligrar seriamente la continuidad de las colmenas de la Casa Blanca, de las que hablamos en el artículo «las abejas de la Casa Blanca«.
¿Qué creéis que ocurrirá con ellas? ¿Le gustará la miel a la primera dama y decidirán mantenerlas para asegurarse miel en el desayuno? ¿O Trump verá un verdadero filón e incorporará la miel presidencial a los productos de su imperio?
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